En el universo de la manzana, Apple, Steve Jobs, su fundador (San Francisco, 1952 – Palo Alto, 2011), fue su profeta, como no podía ser de otra manera y sus clientes, desde luego, los mejores apóstoles que cualquier empresa haya podido tener.
Jobs, aparte de ser un extraordinario visionario de la tecnología y la informática, fue un creador de ideas y de conceptos que tienen mucho de lo anterior pero también de la aplicación de las reglas básicas del marketing.
El hecho que su desaparición supusiera el pasado 5 de octubre una noticia de transcendencia mundial capaz de generar miles de mensajes en twiter, nos pone ante la realidad de la magnitud de lo que Jobs ha supuesto, de manera que tanto usuarios de sus productos o no, o que el propio presidente Barack Obama dejaran escrito lo que sentían por esta figura, ya nos da una idea de lo Steve Jobs ha significado, significa y significara en la historia de la era que estamos viviendo (aparentemente va a ser así). Sin embargo, su acierto, o su estrategia de éxito, para quién suscribe estas líneas no está tanto en la excelencia de sus productos (primera condición necesaria de todo buen plan de marketing), y que no tengo la menor duda, como en usar de forma perfecta el resto de las variables del marketing hasta conseguir que la marca Apple (simple y nada sofisticada: una manzana mordida) se convirtiera en motivo de veneración para todos sus clientes, sin excepción, y que éstos, sin excepción, sean tanto, sin dudarlo, recurrentes en la compra de todos sus productos y versiones, como los primeros prescriptores hacia quienes todavía no hayan podido disfrutar de todos sus beneficios.
Si lo hizo de forma consciente o no, si fue el
resultado de un plan muy bien pensado y preconcebido, probablemente nunca lo llegaremos a saber, pero hay pruebas y los resultados son lo suficientemente ilustrativos como para creer que Apple y su CEO lograron lo que cualquier empresa en el mundo sueña y pretende:
estar presente en la mente del cliente (el referido “top of mind”, término en ingles) y ser una empresa admirada y venerada, a la vez que él en cierta forma, también lo era (los mensajes de twiter lo demuestran).¿Cómo lo consiguió? En primer lugar, desarrollando un producto que fuera percibido de forma diferente a los de su competencia, y haciendo que sus usuarios y clientes fueran los primeros en sentirse orgullosos por ello. Son sus propios clientes y usuarios de los productos Mac, en particular, y Apple en general, quienes hacen el preciso apostolado, dejando dicho que los productos Apple son mejores que cualquier otro vinculado al entorno de Microsoft, por ejemplo.
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