La vida de las organizaciones y los estilos de liderazgo están profundamente marcados por nuestras tendencias evolutivas. Un distinguido biólogo, E.O. Wilson, sostiene que a través de la selección natural -y esto es muy importante para nuestra vida organizativa-, los humanos tenemos dos instintos determinados genéticamente: uno es individualista y egoísta y el otro colaborador y altruista.
Walter Isaacson, reconocido periodista y escritor estadounidense, cuenta en la biografía de Steve Jobs cómo planteó él su visión sobre lo que se necesita para activar los genes altruistas en una organización y para crear un gran equipo colaborador, una idea que cuestiona las visiones populares del liderazgo. Parece que Jobs desarrolló una filosofía del management que sintetiza instintos egoístas y altruistas.
Es muy probable que exista una gran variación de la fuerza relativa de los genes altruistas y los egoístas en las personas. Algunas son más altruistas y ayudan más a los demás, otras son extremadamente individualistas. Pero las burocracias modernas están estructuradas con el supuesto de que a las personas les motiva mucho más el interés propio. Se enseña a los directivos que si se diseñan bien los roles y procesos, el desempeño de cada persona se combinará con el de otras para generar el producto deseado. Sigue leyendo